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Los orígenes de la Champions League

Los orígenes de la Champions League: de una idea periodística en 1954 a la Copa de Europa de 1955, inicio del torneo de clubes más prestigioso del mundo.
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Reconstruir los orígenes de la Champions League implica ir bastante más allá del simple dato de que el torneo empezó en 1955. Lo que hoy conocemos como UEFA Champions League nació en realidad bajo otro nombre —Copa de Clubes Campeones de Europa— y bajo otra lógica institucional, con un papel protagonista de la prensa deportiva, en particular del diario francés L’Équipe. Por debajo de esto, lo que está en juego es la forma en que Europa decidió organizar el fútbol de clubes como un espacio de integración, prestigio y negocio, justo en el contexto de la posguerra.

En este artículo se analizan los orígenes de la Champions League desde tres ejes: el impulso periodístico que puso en marcha la idea, la influencia de experiencias sudamericanas que ya habían ensayado torneos continentales de clubes y, finalmente, la apropiación institucional por parte de la UEFA y de clubes influyentes como el Real Madrid. Dicho esto, el objetivo es articular un relato histórico que sea útil tanto para aficionados como para quienes buscan una comprensión más estructural del fenómeno.

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La Champions League es una de las competiciones más importantes del mundo deportivo | Foto: Getty Images

1. De un titular polémico a una idea nueva: el contexto inmediato

El punto de partida de los orígenes de la Champions League suele situarse en diciembre de 1954. El Wolverhampton Wanderers inglés recibió al Honvéd de Budapest, club que concentraba a varias figuras de la legendaria selección húngara subcampeona del mundo ese mismo año. El partido, disputado bajo luz artificial y transmitido por televisión, terminó con victoria del equipo inglés.

Al día siguiente, el diario británico Daily Mail se permitió titular a los Wolves como “campeones del mundo”. Esa frase, que buscaba proyectar grandeza en clave local, fue el detonante para que Gabriel Hanot, periodista y exfutbolista, planteara públicamente que un solo partido amistoso no bastaba para reclamar un título mundial. Hanot escribió en L’Équipe que haría falta un auténtico campeonato de clubes europeos, con un formato estable, si se quería hablar en serio del mejor equipo del continente. El debate apareció también en medios como BBC Sport o en reconstrucciones posteriores de la historia del torneo.

Así, los orígenes de la Champions League están vinculados a una disputa simbólica: ¿quién decide quién es “el mejor” y bajo qué criterios? La respuesta que viene desde Francia es clara: con un torneo organizado, no con titulares hiperbólicos.

2. L’Équipe como laboratorio de los orígenes de la Champions League

El segundo momento clave en los orígenes de la Champions League se sitúa en la redacción de L’Équipe, heredero del histórico diario deportivo L’Auto, creador del Tour de Francia. Ya antes, el periodismo había demostrado que podía imaginar y sostener grandes competiciones para aumentar audiencia y ventas.

Gabriel Hanot, Jacques de Ryswick, Jacques Ferran y Jacques Goddet formaron un núcleo de periodistas y editores que empezaron a darle forma concreta a la competición. Lo decisivo aquí es que no se trató de una idea lanzada al aire, sino de un proyecto con pasos claros:

  • Definir que, en principio, participarían los campeones de liga de diversos países europeos.
  • Establecer un formato de eliminatorias de ida y vuelta, con una final en sede neutral.
  • Proponer partidos entre semana, aprovechando la iluminación nocturna de los estadios y la posibilidad de transmisión televisiva.
  • Imaginar una copa que se jugara regularmente y no como evento esporádico.

En términos de estructura institucional, los orígenes de la Champions League muestran la capacidad de los medios de comunicación para anticipar el potencial del fútbol a escala continental. El diario no solo opinó: convocó a clubes, redactó un primer reglamento interno y presionó para que las autoridades, primero nacionales y luego europeas, le dieran forma oficial a la idea. Algunas de estas dinámicas pueden rastrearse en archivos y crónicas disponibles en fuentes como UEFA o FIFA+.

2.1. Gabriel Hanot y Jacques Ferran: arquitectos discretos

Cuando se estudian los orígenes de la Champions League, los nombres de Gabriel Hanot y Jacques Ferran aparecen como figuras centrales. Hanot, exjugador discreto y editor respetado, fue quien lanzó la crítica a la proclamación del Wolverhampton como “campeón del mundo”. Ferran, por su parte, tuvo la tarea técnica de desarrollar el primer borrador del reglamento de la futura Copa de Europa.

En entrevistas posteriores, Ferran definió la creación de la competición como una “imaginación compartida y una fantasía colectiva”. La expresión encaja bien con el clima de época: un conjunto de periodistas y directivos se permiten imaginar un torneo pan-europeo en un continente todavía marcado por las heridas de la guerra. Crónicas en medios como France 24 o The Guardian han retomado esa frase para subrayar la dimensión cultural del proyecto.

3. El Hotel Ambassador y el salto a la oficialidad

El siguiente paso en los orígenes de la Champions League fue sacar la idea del entorno estrictamente periodístico. En 1955, directivos de L’Équipe convocaron en el Hotel Ambassador de París a representantes de clubes importantes de Europa. Allí se discutió la propuesta de una Copa de Europa de clubes campeones, con participación inicial de 16 equipos.

En esa reunión aparece ya la figura de Santiago Bernabéu, presidente del Real Madrid, acompañado por dirigentes de otros clubes. La presencia de Bernabéu fue estratégica: daba al proyecto el respaldo de una institución con ambiciones deportivas y políticas claras, y al mismo tiempo el club veía en la Copa una plataforma para reforzar su imagen internacional, en línea con lo que después historiadores del deporte han analizado para el caso español. En varias reconstrucciones, como las difundidas por El País o Marca, se destaca que el impulso de Bernabéu fue decisivo para dar viabilidad a la competición.

En paralelo, la UEFA, fundada en 1954, comenzaba a consolidarse como organismo que coordinaba el fútbol europeo. La Copa de Europa era una oportunidad para afirmar su papel. A partir de las primeras negociaciones, la UEFA fue asumiendo gradualmente el control organizativo, hasta que la competición quedó plenamente bajo su paraguas. De este modo, los orígenes de la Champions League se entrecruzan con los orígenes de la propia UEFA como actor supranacional.

4. Primera edición (1955-56): la Copa de Europa toma forma

La temporada 1955-56 marca el punto en que los orígenes de la Champions League se convierten por fin en partidos, goles y estadios llenos. La competición se bautiza oficialmente como Copa de Clubes Campeones de Europa. Participan 16 equipos de distintos países, algunos seleccionados por invitación, lo que refleja todavía un carácter experimental.

El primer partido de la historia del torneo se disputó entre el Sporting de Lisboa y el Partizan de Belgrado, con empate 3-3. A partir de ahí, se desarrolló un cuadro de eliminatorias de ida y vuelta que culminó en una final única. La sede elegida fue el Parc des Princes, en París, un escenario que reforzaba el papel simbólico de Francia en los orígenes de la Champions League.

La final, jugada el 13 de junio de 1956, enfrentó al Real Madrid con el Stade de Reims. El equipo francés se adelantó 2-0, pero el Madrid logró remontar hasta imponerse 4-3, en un partido que hoy se considera fundacional. Crónicas posteriores, conservadas en archivos digitales de medios como UEFA y ESPN, colocan esa final como el inicio de una hegemonía madridista incontestable: el club ganó las primeras cinco ediciones consecutivas (1956-1960).

Que el Real Madrid dominara esa etapa temprana tuvo efectos duraderos en la memoria colectiva. Para muchos aficionados, los orígenes de la Champions League se confunden con los orígenes de la grandeza europea del Madrid. Pero, desde una perspectiva analítica, conviene separar: el proyecto de Copa de Europa es anterior a la hegemonía de un solo club, aunque ese club supo capitalizar la oportunidad mejor que nadie.

5. Influencia sudamericana en los orígenes de la Champions League

Un aspecto menos conocido, pero relevante, de los orígenes de la Champions League es la influencia sudamericana. En 1948 se disputó en Chile el Campeonato Sudamericano de Campeones, torneo que reunió a campeones de ligas de varios países, entre ellos Vasco da Gama y River Plate. Esa competición, considerada precursora de la Copa Libertadores, mostró que un campeonato continental de clubes podía organizarse con éxito, generar interés y producir un campeón regional reconocido. Diversos trabajos de historia del fútbol, recogidos y comentados en plataformas como CONMEBOL y espacios académicos especializados, han subrayado este antecedente.

La prensa francesa conocía esas experiencias. La Copa Aldao, disputada entre clubes de Argentina y Uruguay, y la Mitropa Cup, jugada en Europa Central entre clubes de Hungría, Austria, Italia y otros países, ofrecían más ejemplos de torneos internacionales de clubes. No existía aún una estructura paneuropea, pero ya había un horizonte posible. Dicho esto, los orígenes de la Champions League pueden entenderse como una apropiación europea de formatos probados en Sudamérica y en la Europa central, adaptados a la escala y a las necesidades políticas y económicas del continente tras la guerra.

La figura de Alfredo Di Stéfano simboliza esa conexión. El delantero argentino brilló en River Plate y fue subcampeón en el torneo sudamericano de 1948; años después sería el protagonista principal del Real Madrid en las primeras Copas de Europa. Su trayectoria condensa en un solo jugador el cruce de influencias entre América del Sur y Europa en los orígenes de la Champions League.

6. De Copa de Europa a UEFA Champions League (1992): cambio de nombre, misma raíz

Aunque el foco principal aquí son los orígenes de la Champions League en los años cincuenta, es imposible ignorar el segundo gran momento fundacional: la reforma de 1992. En esa fecha, la UEFA transformó la vieja Copa de Europa en un torneo con fase de grupos, ampliando el número de participantes y permitiendo la entrada de equipos no campeones pero muy relevantes en sus ligas. Al mismo tiempo, se adoptó oficialmente el nombre de UEFA Champions League, acompañado de un himno, una identidad gráfica propia y un modelo centralizado de derechos televisivos.

Medios como Sports Illustrated, BBC Sport y análisis especializados en economía del deporte han mostrado cómo esta reforma responde a un momento de creciente mercantilización del fútbol. La Champions se convierte en un producto global: noches fijas, horarios pensados para las audiencias de televisión, ingresos por patrocinios multinacionales. Por debajo de esta nueva envoltura, sin embargo, el núcleo permanece: la idea de un torneo que enfrenta regularmente a la élite de clubes europeos.

Desde esta perspectiva, los orígenes de la Champions League tienen una doble capa: la fundación como Copa de Europa en 1955-56 y la reconfiguración como Champions League en 1992. El hilo que las une es la convicción de que el fútbol de clubes, para desplegar todo su potencial, debe pensarse a escala continental.

7. Lectura crítica de los orígenes de la Champions League

Analizar los orígenes de la Champions League permite desmontar ciertos mitos simplificadores. No fue solo producto de la “visión” de un dirigente, ni únicamente resultado de intereses comerciales. Fue, más bien, un cruce de factores: la creatividad de un grupo de periodistas que entendieron el poder de los torneos, la existencia previa de competiciones internacionales de clubes en otras regiones, la necesidad de la UEFA de afirmarse como órgano rector y el deseo de ciertos clubes de proyectar su poder más allá de las fronteras nacionales.

También obliga a pensar en el papel del fútbol como dispositivo político y cultural. En los años cincuenta, un torneo que reunía a clubes de distintos países, incluidos algunos del bloque socialista, servía como escenario de competencia controlada en plena Guerra Fría. La Champions actual, por su parte, es uno de los mayores escaparates del capitalismo global del deporte. Sin embargo, ambas configuraciones remiten a un mismo origen: la intuición de que el fútbol puede organizarse como gran relato compartido a escala continental.

En síntesis, los orígenes de la Champions League muestran cómo una idea nacida para responder a un titular exagerado terminó por crear una de las competiciones más influyentes del planeta. Del papel de Gabriel Hanot en L’Équipe a las reformas contemporáneas de la UEFA, lo que se mantiene es una misma estructura narrativa: los mejores clubes de Europa midiéndose para definir, cada año, un nuevo campeón.

Preguntas frecuentes sobre los orígenes de la Champions League

¿Cuándo se disputó la primera edición de la Copa de Europa?
La primera edición de la Copa de Clubes Campeones de Europa, origen directo de la UEFA Champions League, se disputó en la temporada 1955-56 con 16 equipos participantes.
¿Quién ideó originalmente la competición europea de clubes?
La propuesta inicial surgió del periodista francés Gabriel Hanot, de L’Équipe, quien en 1954 planteó organizar un torneo entre clubes campeones de las principales ligas europeas.
¿Qué papel tuvo el Real Madrid en los orígenes de la Champions League?
El Real Madrid apoyó el proyecto desde la reunión del Hotel Ambassador y se convirtió en el gran dominador de la etapa fundacional al ganar las primeras cinco Copas de Europa entre 1956 y 1960.
¿Hubo influencias sudamericanas en los orígenes de la Champions League?
Sí. Torneos como el Campeonato Sudamericano de Campeones de 1948 y la Copa Aldao entre clubes de Argentina y Uruguay ofrecieron modelos de campeonatos continentales de clubes que inspiraron el diseño europeo.
¿Cuándo empezó a llamarse oficialmente UEFA Champions League?
El nombre UEFA Champions League y el formato de fase de grupos se adoptaron en la temporada 1992-93, como parte de una reforma que buscó ampliar la competición y potenciar su atractivo televisivo.


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