El equipo de los Diablos Rojos del México es, sin duda, una de las franquicias más icónicas y exitosas del béisbol mexicano. Con más de 80 años de historia, su legado en la Liga Mexicana de Béisbol (LMB) es un testimonio de grandeza y tradición, consolidándose como uno de los pilares del deporte en la Ciudad de México y en el país entero.
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El equipo fue fundado el 11 de febrero de 1940 bajo el nombre de “Los Rojos del Club México”, haciendo su debut en la LMB ese mismo año. Inicialmente, jugaban en el ahora desaparecido Parque Delta de la Ciudad de México. El nombre actual, Diablos Rojos del México, tiene una historia peculiar. Durante un partido, el pelotero Basilio “Brujo” Rosell exclamó: “¡Estos Rojos juegan como diablos!” tras presenciar una emocionante remontada del equipo. Este comentario marcó el inicio de una nueva identidad para el equipo, que en 1942 adoptó oficialmente el nombre por el cual hoy es conocido.
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Hasta la fecha, el equipo ha ganado un total de 16 campeonatos de la Liga Mexicana de Béisbol, siendo el equipo más laureado en la historia de la liga.
Campeonatos y épocas doradas
Aunque su historia comenzó en 1940, el primer campeonato de los Diablos Rojos llegó hasta 1956, bajo la dirección del mánager cubano Lázaro Salazar. Sin embargo, fue durante las décadas de los 70 y 80 cuando el equipo vivió su época dorada. Con la dirección del legendario Benjamín “Cananea” Reyes, los Diablos Rojos conquistaron siete campeonatos en ese periodo, consolidándose como una auténtica dinastía en la LMB.
Hasta la fecha, el equipo ha ganado un total de 16 campeonatos de la Liga Mexicana de Béisbol, siendo el equipo más laureado en la historia de la liga. Su éxito reciente incluye títulos en 2002, 2003, 2008 y 2014, demostrando una capacidad competitiva que ha perdurado a lo largo de las décadas.
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El equipo fue fundado el 11 de febrero de 1940 bajo el nombre de “Los Rojos del Club México”, haciendo su debut en la LMB ese mismo año.
El Estadio Alfredo Harp Helú: Un santuario del béisbol
La evolución del equipo no solo se refleja en sus logros deportivos, sino también en sus recintos. Después de jugar en el Parque del Seguro Social desde 1955 hasta el año 2000 y en el Foro Sol hasta 2014, los Diablos Rojos inauguraron su propio estadio en 2019: el Estadio Alfredo Harp Helú (AHH).
Este moderno estadio, con capacidad para más de 20,000 espectadores, es una joya arquitectónica y uno de los recintos más sofisticados de América Latina. Además de ser la casa de los Diablos Rojos, el AHH ha sido sede de importantes eventos internacionales, reafirmando la relevancia de la Ciudad de México como un centro neurálgico para el béisbol.
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Aunque su historia comenzó en 1940, el primer campeonato de los Diablos Rojos llegó hasta 1956, bajo la dirección del mánager cubano Lázaro Salazar.
La pasión de la afición y su querida mascota
El espíritu y la energía de los Diablos Rojos no serían lo mismo sin su ferviente afición y su carismática mascota, Rocco. Desde 2002, Rocco ha estado presente en cada partido, animando tanto a jugadores como a aficionados. Recientemente, ha sido acompañado por Roccy, su compañera, formando un dúo dinámico que se ha ganado el cariño de la fanaticada.
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Los Diablos Rojos inauguraron su propio estadio en 2019: el Estadio Alfredo Harp Helú (AHH).
Datos curiosos que hacen grande a los Diablos Rojos
Primer nombre: Antes de ser conocidos como Diablos Rojos del México, el equipo era llamado “Los Rojos del Club México”.
Estadio histórico: El Parque Delta fue el primer estadio en donde jugaron los Diablos Rojos, un recinto que desapareció pero que dejó huella en la historia del equipo.
Época dorada: Durante las décadas de los 70 y 80, los Diablos Rojos ganaron siete campeonatos bajo la dirección de Benjamín “Cananea” Reyes.
Un Legado que Sigue Creciendo
A lo largo de sus más de 80 años de existencia, los Diablos Rojos del México han construido un legado inigualable en el béisbol mexicano. Con su rica historia, múltiples campeonatos y una base de aficionados leales, este equipo sigue siendo un referente del deporte en México. Cada vez que los Diablos Rojos pisan el diamante, la tradición y el orgullo de la Ciudad de México están en juego, reafirmando su estatus como uno de los grandes del béisbol.
