Un 12 de octubre, pero de 1968, la historia de los Juegos Olímpicos cambió para siempre. Y es que ese día por primera vez una mujer encendió el pebetero. Se trató de Enriqueta Basilio, atleta que se llevó los reflectores en la justa veraniega celebrada en México.
Para conmemorar esa fecha, 53 años después te hablaremos más de quién era esa chica que entonces tenía una edad de 20. ¿La quieres conocer? Pues entonces sigue leyendo que en este espacio te dejamos todos los detalles.
Ella es Enriqueta Basilio

Enriqueta Basilio subiendo rumbo al pebetero de los Juegos Olímpicos México 68 | Foto: @historia_mexico (Twitter)
Enriqueta Basilio nació un 15 de julio de 1948 en Méxicali, Baja California. Falleció 71 años después a consecuencia de una neumonía, un 26 de octubre de 2019, justo un día antes de que se conmemorara el aniversario de la Clausura de México 68.
De acuerdo a información de ESTO, tuvo tres hijos a quien les puso Mario, Enriqueta y Oliver. Siempre recordada como una mujer feliz y con una sonrisa que no dejaba su rostro.
También conocida como «Queta», desarrolló su carrera en los deportes gracias al atletismo. Fue tan importante que incluso fue considerada la mejor mujer deportista de su tiempo y es que entre sus tantos éxitos está el llegar a ser campeona nacional en los 800 metros con vallas y un segundo lugar en salto de altura.
Gracias a su trayectoria, formó parte del Comité Olímpico Mexicano (COM). Pero no solo fue reconocido en nuestro país, también se le aplaudió en el extranjero pues fue condecorada en el 2008 con la Medalla Olímpica Guatemalteca.
Aunque es bien conocida como una gran deportista, también puede presumir haber formado una carrera en la política. Por si no lo sabías, déjanos comentarte que del 2000 al 2003 fue diputada federal por parte del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Empoderamiento femenino

Nadia Comaneci junto a Enriqueta Basilio en un evento en la Ciudad de México (CDMX) | Foto: Getty
Cómo te lo mencionamos al inicio de este texto, el hecho de que Basilio prendiera el pebetero de los Juegos Olímpicos México 1968 marcó un antes y un después para el deporte y para las mujeres.
Y es que para ella el acto fue una especie de empoderamiento femenino para un sector de la población que conforme pasa el tiempo ha buscado abrirse puertas en campos considerados anteriormente solo para hombres.
«No sólo prendí el fuego olímpico, encendí el corazón de las mujeres. Me tocó ese privilegio, como mujer, como representante de la mujer mexicana, como la mujer del mundo», señaló Queta en palabras recogidas por Fundación UNAM.
Enriqueta aseguró que llevar la llama olímpica fue un momento único que disfrutó como si estuviera sola en el Estadio Olímpico Universitario, sede de la inauguración de la justa veraniega. Mientras que su familia estaba muy nerviosa en aquel momento, al grado de que su mamá se la pasó rezando y su hermana tomándole fotos.
«Fue extraordinario, pero no alcanzaba a comprender qué es lo que estaba haciendo yo ahí. Después, te vas dando cuenta, cuando viajas por el mundo y te reconoce alguien, es maravilloso», expresó la exatleta.
Hasta siempre, Queta Basilia…
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